Un artículo en Cell Reports Sustainability advierte que para alcanzar el 25 % de agricultura orgánica en la UE para 2030, deberían permitirse las nuevas técnicas de edición del genoma en la producción orgánica, pues permiten desarrollar cultivos más resilientes y productivos con menos insumos; su exclusión podría poner en riesgo la sostenibilidad alimentaria en la Unión Europea.
Cell Press / 30 de mayo, 2025.- Para alcanzar el objetivo del Pacto Verde Europeo de un 25% de agricultura ecológica para 2030, los investigadores argumentan que las nuevas técnicas genómicas (NGT), o de edición del genoma, deberían permitirse sin autorización previa a la comercialización, tanto en la producción de alimentos ecológicos (orgánicos) como en la convencional.
Las NGT, también conocidas como técnicas de edición genética, se clasifican dentro del grupo de los transgnicos [en la normativa de la Unión Europea], pero implicancambios genéticos más sutiles. En un artículo de opinión publicado en Cell Reports Sustainability, los investigadores describen cómo las NGT podrían permitir el rápido desarrollo de cultivos resilientes al clima, con mayor rendimiento y que requieran menos fertilizantes y pesticidas.
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«Esta es una excelente oportunidad para modernizar la agricultura europea, dotarla de una mayor base científica y apoyar el objetivo de mejorar la sostenibilidad dentro de la Unión Europea», afirma la primera autora, Alexandra Molitorisová, investigadora en legislación alimentaria de la Universidad de Bayreuth.
Actualmente, el 10% de las superficies agrícolas de la UE son ecológicas. Si bien la agricultura ecológica puede reducir las emisiones de carbono y la contaminación causada por fertilizantes y pesticidas, el equipo de Molitorisová afirma que estos beneficios podrían verse anulados por la pérdida de biodiversidad debido a la expansión de las tierras agrícolas, ya que la agricultura ecológica requiere más tierra para producir la misma cantidad de alimentos.
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«Es improbable que el objetivo del 25 % de tierra ecológica garantice la producción sostenible de alimentos en la UE si se excluye la biotecnología moderna, como las TNG, de la agricultura ecológica», afirma Molitorisová.
Las instituciones europeas debaten actualmente cómo regular las NGT (que no existían cuando se adoptó la legislación de la UE sobre OMG en 2001) en respuesta a una propuesta de la Comisión Europea para permitir su uso en la agricultura convencional, pero no en la ecológica.
«Las investigaciones sugieren que las NGT siguen siendo algo que los consumidores europeos desconocen por completo; simplemente no distinguen entre NGT y transgénicos», afirma el autor principal Kai Purnhagen, profesor de Derecho Alimentario en la Universidad de Bayreuth.
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Hay fuertes indicios de que los consumidores estarían dispuestos a aceptar estas tecnologías si generaran beneficios sustanciales, y la propuesta de la Comisión de una nueva regulación que permita las NGT en la agricultura convencional apunta en esta dirección.
Aunque los cultivos mejorados por NGT se siguen desarrollando mediante alteración genética, estos procesos no suelen implicar la inserción de ADN de especies no vegetales. Esto significa que, en teoría, se podrían desarrollar cultivos idénticos utilizando métodos de mejora convencional, aunque llevaría décadas en lugar de meses.
Por estas razones, los investigadores argumentan que las NGT y los transgénicos deberían definirse y regularse por separado, incluso en la producción ecológica.
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«Desde la perspectiva del consumidor sobre la naturalidad, el proceso normal de cultivo se da entre dos variedades cruzables, y esto también ocurre con las NGT», afirma Molitorisová.
«Por lo tanto, si los consumidores comprenden la naturaleza y los beneficios de esta tecnología, debería serles más fácil aceptarla en comparación con los transgénicos, que podrían implicar la inserción de un gen de un organismo no vegetal en el genoma de una planta».
Los investigadores también señalan que el tipo más común de NGT, mutagénesis dirigida, es muy similar a la mutagénesis [tradicional], que utiliza sustancias químicas o radiactivas para inducir mutaciones genéticas aleatorias y nunca ha estado sujeta a la regulación de transgénicos en la UE, ni siquiera en los campos ecológicos/orgánicos.
«Si la mutagénesis no hubiera estado exenta de la legislación sobre transgénicos, se estima que entre el 80 % y el 90 % de los productos de cereales en el mercado europeo habrían estado sujetos al etiquetado de transgénicos», afirma Purnhagen.
El equipo destaca que permitir las NGT en la agricultura convencional, pero no en la ecológica, crea un obstáculo considerable en términos de identificación, etiquetado y trazabilidad de las NGT.
«Actualmente, existen problemas prácticos sin resolver con la identificación de las NGT en alimentos, piensos o semillas», afirma Molitorisová. «Una alternativa racional es permitir las NGT en la producción ecológica, ya que si los organismos mejorados por NGT no son identificables, también son técnicamente inevitables».
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En definitiva, los investigadores afirman que la decisión de permitir las NGT en la agricultura ecológica debería ser tomada por las comunidades de agricultores y consumidores, por ejemplo, a través de jurados ciudadanos o consejos alimentarios.
«Los consumidores de productos ecológicos se preocupan por el medio ambiente y la sostenibilidad. Para los agricultores ecológicos, aceptar esta tecnología es una forma de conectar con esos consumidores«, afirma Purnhagen.